La bodega nace en León, en el Páramo, fruto de una ilusión, un compromiso y mucho trabajo.
La ilusión de forjar leyenda, la ilusión por materializar eso que todos llevamos dentro y da sentido a nuestra vida, alcanzar un sueño, que como decía Coelho, se persigue prestando atención a las señales que nos ponen en el camino para escribir nuestra leyenda personal.
El compromiso por recuperar lo mejor de una uva legendaria, la prieto picudo.
Y el trabajo de mucha gente, un trabajo duro, a veces ingrato, pero siempre imprescindible. Mujeres y hombres convirtiéndose cada día en humildes leyendas de vida.
Fuimos 7 personas las que en 2010 apoyamos el proyecto. Hoy, ya somos ciento seis románticos que aportamos lo que tenemos para contagiar a muchos más. Todos tenemos claro el objetivo, lograr que nuestros vinos, por excelentes, traspasen fronteras y eleven una variedad local, única en el mundo, a un lugar notable.
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