El proyecto de recuperación de variedades ancestrales que Bodegas Torres lleva a cabo desde hace más de tres décadas, continúa dando sus frutos. A las variedades recuperadas como querol, garró y selma blanca, se suman ahora dos variedades tintas con gran interés enológico, que tienen la particularidad de ser muy resistentes a las altas temperaturas y a la sequía, lo que las hace especialmente interesantes para afrontar el cambio climático.
Se trata de la moneu y la gonfaus, que Bodegas Torres ha plantado de manera experimental en su finca de L’Aranyó, en Borges Blanques, en el corazón de la comarca leridana de Les Garrigues, tras un largo proceso que empezó con la localización, en 1998, de dos cepas viejas que resultaron ser de variedades desconocidas. Después de sanearlas, reproducirlas y plantarlas en diferentes fincas para comprobar su adaptación, la bodega ha constatado que estas dos variedades expresan su mayor potencial en climas áridos y en condiciones extremas.
Moneu fue localizada cerca de Querol, en el Alt Camp, y su nombre hace referencia al ‘Coster de Moneu’, el faldón del Torrente de Lloreda situado al sur de este municipio tarraconense. Gonfaus, por su parte, proviene del pueblo de Sta. Eulàlia de Puig Oriol, en la zona del Lluçanès, en la comarca de Osona. Su nombre viene del ‘Quintà de Gonfaus’, una zona de pastura situada al sudeste de esta localidad barcelonesa. Ambas variedades son muy resistentes a la sequía. Gonfaus es, además, poco productiva y probablemente se trate de una de las pocas variedades femeninas conocidas actualmente, ya que la mayoría son hermafroditas.
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